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María José Ferrada: “La literatura infantil ha sido históricamente un espacio ocupado por las mujeres”

En esta entrevista con DIRAC, la periodista y escritora chilena nos cuenta sobre el rol trascendente de las mujeres en las obras destinadas a los niños, la importancia de los fondos concursables para internacionalizar el trabajo del escritor, la relación de los infantes con la tecnología, sobre su libro “El espacio entre la hierba” que será traducido al alemán gracias al Programa de Apoyo a la Traducción de DIRAC y de sus proyectos futuros.

Lunes 1 de abril de 2024

María José Ferrada (Temuco, 1977) comenzó a publicar libros hace veinte años y hoy cuenta con más de cincuenta obras a su haber. Reconocida y admirada por sus textos infantiles, su incursión en la literatura para niños tiene un fuerte anclaje familiar: le gustaba escribir cuentos y poemas para su hermano, que tiene quince años menos que ella. Él creció, pero en el trayecto la autora fue aprendiendo cómo los pequeños ven el mundo, algo que le sigue interesando.

En estos momentos la escritora chilena, que ha recibido numerosos reconocimientos literarios, entre otros el Premio Iberoamericano Cervantes Chico y el Premio New Horizons de la Feria del Libro Infantil y Juvenil de Bolonia, se encuentra en Alemania, donde fue a dar la charla inaugural de las Jornadas Hispánicas de la Universidad de Potsdam. También ha visitado escuelas de Berlín y Múnich, conversando con los estudiantes sobre su novela “Kramp” y “El hombre del cartel” que, durante estas semanas, aparecerá publicado allí. Mientras con los más pequeños, Ferrada estuvo realizando lecturas de poesías en diferentes lugares de este país europeo.

Una interesante labor y trayectoria que no termina aquí. Su obra “El espacio entre la hierba” será traducida al alemán por Hagebulle Verlag, luego de que la editorial haya ganado el Programa de Apoyo a la Traducción del Concurso DIRAC 2024. “Siempre un nuevo libro o una traducción es una alegría”, señala la escritora a DIRAC.

En esta entrevista, María José Ferrada se explaya respecto al valor de la poesía como género literario, sobre el rol de la mujer en la literatura infantil, el trabajo que le tocará hacer en las escuelas rurales de la Araucanía cuando regrese de Alemania y algo de las características de su libro de cuentos, ilustrado por Issa Watanabe de Perú, y que será publicado en los próximos meses. ¡Eso y mucho más!

Algo que sorprende es que a tus 47 años cuentes con más de cincuenta libros publicados…
Comencé a publicar libros hace veinte años. Los libros infantiles en general son más cortos y, por lo mismo, tienen otra velocidad que también responde un poco al tiempo de los niños, un tiempo diferente al nuestro. Los niños se enamoran de los libros profundamente y un buen día olvidan ese amor y nunca más vuelven a tomar ese libro que tanto los acompañó. Hay un desapego que me parece sabio y que intento aprender de ellos y que me permite escribir de manera más libre y fluida también.

Como escritora tu formato principal es la poesía ¿por qué te inclinas por ella? 
Cuando un niño pone una silla al lado de la otra hace un tren y se va de viaje, está estableciendo una semejanza basada en la forma. La poesía utiliza mecanismos parecidos y es como yo la ve, un intento de comprensión que tiene mucho en común con los intentos que hace el niño. Creo que es el género más libre de todos y eso también lo emparenta con la infancia, el tiempo de la libertad y de la rebeldía.

Tienes libros para niños, para jóvenes, mucha poesía, también novelas para adultos, textos para personas discapacitadas, literatura sobre Japón, obras que hablan sobre menores muertos o desaparecidos durante la dictadura… ¿cómo definirás a María José Ferrada escritora?
Esa definición es muy difícil porque estoy muy cerca. Además, la definición tiene algo definitivo y uno va cambiando a lo largo de la vida. No sé cómo responder a esta pregunta, la verdad.

El rol de la mujer en tu ámbito literario, ¿cómo se ha abierto camino a lo largo de los años?
Me parece que la literatura infantil ha sido históricamente un espacio ocupado por las mujeres. Es una literatura que nace de la necesidad de consuelo y advertencia. Que busca decirle al niño, en una clave que él pueda comprender, que el mundo es un lugar bello, pero no fácil y que, por lo mismo, debe estar atento. Todo eso dejando un espacio para que el niño reconozca su propia experiencia.

Fue una mujer, Die Alte Marie –la vieja María–, la que les contó los cuentos que seguimos considerando clásicos a los ‘Hermanos Grimm’, así como también eran las mujeres las que bajaban a los puertos a contar historias que pudieran consolar a las víctimas del Minotauro. La literatura infantil se relaciona con esos relatos porque se encarga, entre otras cosas, de combatir el miedo. Por lo mismo, no se trata de ocupar un espacio, sino de pensar desde dónde nos situamos como mujeres en este oficio.

De idiomas y apoyos
Tu obra “El espacio entre la hierba” será traducido al alemán por Hagebulle Verlag luego de que la editorial haya ganado el Programa de Apoyo a la Traducción para Editoriales Extranjeras del Concurso DIRAC 2024. ¿Qué importancia le das?
Profesionalmente siempre un nuevo libro o una traducción es una alegría y es que la circulación de los libros y su presencia en distintos mercados es fundamental para que los escritores podamos vivir de nuestro trabajo. Chile es un país pequeño y los lectores son pocos, entonces debemos buscar las formas de internacionalizar nuestro trabajo. Es una variable que no tiene que ver con la literatura. Probablemente el que sienta la necesidad vital de escribir si no tiene luz usará una vela, quiero decir que lo hará con o sin apoyo, pero lo ideal es que ese apoyo exista, porque de lo contrario el costo es alto, no solo para el artista, sino para la sociedad completa, que necesita del arte para observar los caminos que va tomando.

 “El espacio entre la hierba” será leído en Alemania, ¿Qué crees que llevó a la editorial Hagebulle Verlag querer traducirlo? ¿Deberá ser adaptado, en algún sentido, al lector alemán?
El mundo de la literatura infantil alemana tiene unas características bien particulares. Hay muchos libros clásicos que siguen vigentes y también hay un interés por la naturaleza que está muy presente. En ese contexto, también yo tengo curiosidad. Es mi segundo libro infantil con Hagebutte Verlag. Por estos días estoy en Múnchen, presentando el primero: Als du Wolke warts –Cuando fuiste nube– y hemos tenido lectores de distintas edades, bien entusiastas. Sobre la adaptación, la verdad es que para este libro vuelvo a trabajar con Silke Kleemann, una excelente traductora y escritora que sabe encontrar las palabras y, sobre todo, el ritmo común entre un idioma y otro.

¿Qué relevancia le das a fondos concursables como el de DIRAC que permiten que editoriales extranjeras traduzcan literatura chilena ayudando a su proyección y penetración en otros mercados?
Las editoriales, sobre todo las independientes, dependen –creo que no solo en Chile– de este tipo de apoyos. Así que me parece que se trata de un estímulo importante para la publicación y el conocimiento del trabajo de los autores chilenos.

Momento actual y planes futuros
La literatura infantil, ¿en qué momento se encuentra?
Esa pregunta habría que hacérsela a los niños. Lo ideal sería que los escritores de este género estemos dando lo mejor de nosotros, porque un buen cuento puede ser un impulso para emprender esa tremenda tarea que significa aprender a leer y escribir y que tanto está costando a los niños por estos días aquí en Chile. Pero sobre todo un buen cuento o poema puede acompañarnos en ese tiempo de los descubrimientos, bello y a la vez difícil, que es la infancia. Porque es también de los miedos profundos.

Como narradora de libros para público infantil y juvenil, ¿cómo ves la relación de los niños con la tecnología? ¿cómo está afectando su acercamiento a la literatura/lectura?
Creo que la tecnología es un medio. El problema puede venir o no, según el uso que le demos. La voz del adulto que queremos como estímulo para el desarrollo del lenguaje, no se puede reemplazar por el teléfono. En ese caso específico –la presencia exagerada del teléfono en nuestra vida– creo que el problema no lo tienen los niños, sino nosotros, los adultos. Al mismo tiempo, la tecnología abre puertas interesantísimas, nuevas formas de relacionar el conocimiento y de pensar a partir de esas relaciones, que seguro los niños de hoy conocerán mejor.

La realización de talleres a niños en colegios públicos parece ser una de tus facetas menos conocida. ¿Cuál ha sido tu experiencia en este ámbito?
El trabajo con las escuelas es algo que no separo de mi oficio, porque es mi espacio de aprendizaje donde veo cómo están los niños, cómo se relacionan no solo con libros, sino con la existencia. Ahora comienzo un trabajo con escuelas rurales en la Araucanía que seguro será interesante para mí y espero que también para los niños que conoceré.

Tus planes futuros…
Estoy muy entusiasmada con un libro de cuentos que aparecerá en los próximos meses, ilustrado por Issa Watanabe de Perú, que saldrá en la colección Vientos del Pueblo del Fondo de Cultura Económica en toda Latinoamérica. Es una colección que tiene una característica: los libros cuestan alrededor de dos mil pesos chilenos. Es un verdadero desafío hacer un buen libro en papel roneo y con corchetes, pero lo hacemos soñando con que pueda llegar a muchas manos. Se llama ‘El día en que el zorro vino volando’, y cuenta la historia de un zorro que va a la escuela volando gracias a una mochila fantástica. También de una Gran Cebolla que una vez al año baja del cielo a la plaza de pueblo donde transcurre la historia. Mi sueño sería presentarlo en muchas escuelas latinoamericanas. Y que una vez terminada la lectura los niños se puedan llevar el libro a sus casas.