Artista visual Patrick Hamilton: “Desde el estallido social, de alguna manera se ha abierto un campo de legibilidad mayor para mi trabajo”
Su último trabajo “El ladrillo. De la utopía de la forma a la distopía del orden neoliberal” se exhibe desde este 24 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA).
Dirac / Paola Wachter / Periodista.
Con más de dos décadas estudiando, analizando y abordando la relación arte, economía y política, Patrick Hamilton, es uno de los artistas visuales chilenos que cuenta con mayor presencia en la escena internacional.
Su último trabajo “El ladrillo. De la utopía de la forma a la distopía del orden neoliberal”, que exhibe un fuerte componente de denuncia social al sistema neoliberal descrito en la publicación del libro “El ladrillo” publicado en 1992 por un grupo de “Chicago Boys”, se presenta desde hoy en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA).
Los conceptos de “igualdad/desigualdad”, “individuo/comunidad” “inestabilidad/precariedad”, “crisis/progreso” se plasman en cada una de las piezas geométricas predominantemente rojas, blancas y negras que colman la sala de cuestionamientos y críticas.
Nacido en Bélgica, vive y trabaja entre Santiago y Madrid. Su obra ha sido exhibida en bienales, exposiciones individuales y colectivas en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. En 2007 recibió la Beca Guggenheim de Nueva York. Fue miembro fundador del espacio de proyectos González y González (2010-2014) en Santiago de Chile.
En esta entrevista exclusiva para la DIRAC, nos explica sus motivaciones por el tema neoliberal y los niveles desde los cuales lo aborda para transformarlo en arte. Además nos cuenta por qué presentar esta exposición en Argentina.
¿Por qué montar una obra con cuestionamientos al sistema neoliberal?
Llevo ya dos décadas abordando las relaciones entre arte, economía y política. Me he centrado particularmente en el caso chileno, en el proceso que va desde el golpe militar, o más bien desde la UP, el golpe militar y la implementación del sistema libre mercado en Chile. Desde que estaba en la universidad me interesó un arte que se relacionaba con la sociedad. Es un arte crítico en relación a la sociedad en la que me tocó vivir, crecer y desarrollarme profesionalmente. Una sociedad fuertemente mercantilizada. Entonces en mi afán de entender la sociedad en la que vivía, me metí en la investigación de lo que es el neoliberalismo. Pero más allá de un sistema económico, el neoliberalismo entendido como una ideología, como una construcción de mundo, como un sistema que es político-cultural, también económico, y cómo las relaciones que se establecen a través del libre mercado van condicionando de alguna manera nuestra manera de ser y de relacionarnos como individuos dentro de la sociedad.
El sistema neoliberal es cuestionable, evidentemente, tiene un montón de problemas, y también es muy cuestionable la forma en que fue implementado en Chile. Entonces esas son las cuestiones que a mí me han interesado y que he intentado reflejar en estos últimos años con algunas obras y proyectos que pretenden, de alguna manera, deconstruir esta idea, el mito de este Chile que progresa, que pasa de la pobreza a pertenecer a la OCDE, etc. Por ahí va un poco mi investigación y motivación.
Esta es una propuesta/apuesta que vienes realizando hace años ¿crees que con los últimos acontecimientos validan tu mensaje?
Sí. Creo que desde el estallido social de alguna forma se ha abierto un campo de legibilidad mayor para mi trabajo. La misma palabra neoliberalismo se fue entendiendo de una manera más profunda en toda su complejidad. Hay mucha confusión, a veces, cuando se habla de neoliberalismo. Es una palabra que se inventa a fines de los años 30. Hay grandes teóricos del libre mercado. Es una ideología, una especie de filosofía de la libertad, pero entendida como la libertad de mercado, es decir, la del consumidor, no la de los derechos sociales. Es justamente el nudo de problemas que hay ahora en Chile.
Nosotros fuimos una suerte de laboratorio del neoliberalismo, ya que éramos una sociedad más bien vinculada al Estado, teníamos un gobierno socialista, el de Allende, que creía firmemente en la intervención del Estado, en el desarrollo económico. Nosotros pasamos abruptamente a un sistema de libre mercado donde el Estado prácticamente se redujo mucho. Como todos sabemos se privatizaron más de 700 empresas estatales, el Estado perdió control sobre la economía, pero también el Estado sirvió para crear las condiciones para que el libre mercado operase y muchas veces de manera bastante mal, desregulada. Entonces, creo que mi pequeña mirada desde el arte sobre estas cuestiones ha tenido un poco más de visibilidad y vigencia.
“El Ladrillo” se refiere a políticas implementadas en la dictadura militar de Chile en la especificidad de los Chicagos Boys y que, sin embargo, se han exhibido a través de su propuesta artística en México, España y ahora Argentina. ¿Qué la hace tan universalmente atractiva?
El experimento Chicago Boys funcionó en Chile, pero muchos de los que fueron a estudiar con Milton Freedman eran de otros países de Latinoamérica. Por ejemplo, de México, Uruguay y Argentina también de Brasil. Lo que pasa que Chile fue el único país donde el neoliberalismo se implementó de la forma que se hizo y que de alguna manera funcionó. Podríamos decir que en Chile funcionó. Se fue resquebrajando.
Tuvimos bien dos décadas desde los 90 hasta fines del 2000, la primera década de este siglo en que Chile era un país exitoso. Éramos el jaguar de Latinoamérica, la Suiza que crecía fuerte y firmemente. Era un país de un alto nivel de consumo, (…) de frenesí, de éxtasis de importaciones, millones de productos que llegaban. Todas las cadenas de comida y de todo tipo de cuestiones iban a parar a Chile. La trama urbana de Santiago, que era donde yo vivía, empezaba a parecerse cada vez más a una ciudad norteamericana. Ese era el modelo, el estándar.
Entonces, es un tema bastante global. Si bien con distintos niveles de avance, el neoliberalismo está presente en todas partes. Por de pronto en México, en España, quizá en menor medida en Argentina, pero son cuestiones y son problemáticas bastante universales.
No sé si es un tema atractivo o no, porque la verdad no es que hable de un tema. Yo hago arte a partir de cuestiones que me motivan. Se cruza entre economía arte y política, pero lo que hace atractivo mi trabajo no es fundamental ni decisivamente el tema de que aborde o no cuestiones del experimento neoliberal en Chile y sus consecuencias, sino que también en la forma en que yo produzco las obras.
ARTE CON COMPROMISO SOCIAL
¿Y cómo aborda esta temática desde el arte, la estética, la construcción y/o la albañilería?
Utilizo la economía y la abordo desde distintos niveles. Por ejemplo, hay un nivel teórico, de la economía que lo abordo desde el punto de vista de la utilización de archivos donde desgloso esta edificación llamado modelo neoliberal en Chile.
El segundo nivel podría ser el de la albañilería o más bien el mundo del obrero, de las herramientas del trabajo precario, el mundo del trabajo negro. Todo ese universo de trabajadores y obreros representan también una suerte de mundo que se ha visto perjudicado por el crecimiento y expansión del neoliberalismo. Entonces esa mano de obra barata también me interesa de alguna manera reflejarla, también la precariedad social a través de estas herramientas que uso. Son muy simples y responden a este sentido del trabajador y su labor más básica y primaria.
Un tercer nivel sería todos los trabajos en torno al barrio financiero de Santiago, a Sanhattan, que es como el capital interviene, traduce y se refleja en la ciudad. Como estos grandes edificios corporativos, esta arquitectura que empezó a surgir con fuerza en los años ‘80 empezó a desdibujar el paisaje urbano y construir otro vinculado al éxito reflejado por el rascacielos de las grandes empresas.
¿Por qué invita a los argentinos a visitarla?
Argentina es una sociedad politizada que vive en un sistema económico distinto al nuestro. Hay un Estado centralizado. Ha habido políticas económicas en que se ha transformado al Estado en un motor. Tienen todo un tema con las importaciones, fuertes aranceles, ha habido un intento de impulso del desarrollo industrial local, etc. No obstante, tuvieron una dictadura militar y también oleadas de medidas de recorte neoliberal, especialmente en el gobierno de Menem. Es una sociedad fuertemente politizada, por lo tanto, creo que mi trabajo es un trabajo que para ellos no es ajeno a sus temáticas ni tampoco en la formalización, ya que también existe una fuerte traducción de arte abstracto, geométrico y concreto en Argentina a diferencia de Chile.
Aquí hubo una tradición muy potente, entonces la combinación entre un arte formalista y una temática vinculada a cuestiones político-sociales y económicas es algo que no le es ajeno para nada a los argentinos y que creo que puede ser interesante.
Además, uno lleva su arte a donde va. No es que yo vaya a cambiar mi forma de hacer arte ni tampoco mi discurso, ni mi investigación para adaptarla a cada contexto. A mi me invitaron a MACBA por el trabajo que tengo.