Cecilia Vicuña recibe el León de Oro en la 59ª Bienal de Arte de Venecia
La poeta, artista visual, cineasta y activista es la primera chilena en obtener este prestigioso galardón en uno de los encuentros más importantes de Europa. Vicuña ha sido apoyada por la División de las Culturas, las Artes, el Patrimonio y Diplomacia Pública (DIRAC) del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile en diferentes eventos.
En un hecho histórico, la 59ª Bienal de Arte de Venecia, que estará abierta a público hasta el 27 de noviembre, entregó el León de Oro a la primera autor/a chilena: Cecilia Vicuña, renombrada artista, poeta, cineasta y activista con extensa trayectoria nacional e internacional.
Formada en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, su trabajo aborda diversas temáticas sobre el mundo moderno y las urgencias y preocupaciones que éste demanda: la crisis ecológica, los derechos humanos y los pueblos originarios. También ha publicado libros de arte y poesía.
Nació en Santiago de Chile, en 1948, en el seno de una familia de artistas y escritores, y fue criada en La Florida, una zona semisilvestre y semicultivada al sur de la capital. Comienza a escribir y dibujar desde temprana edad. Dos años después del golpe militar de 1973, se radicó en Colombia y, desde los años ‘80, vive en la ciudad de Nueva York.
En Chile, a mediados de la década de 1960, Vicuña comenzó a crear "obras precarias" y “quipus”, como una forma de "escuchar un silencio antiguo esperando ser escuchado". Según ha dicho la misma autora, sus obras multidimensionales comienzan como un poema, una imagen que se transforma en una película, una canción, una escultura o una actuación colectiva.
En su biografía, Vicuña define su trabajo como “temporal” y participativo “lo precario”: actos transformadores que cierran la brecha entre el arte y la vida, lo ancestral y lo vanguardista. Expresa, además, que sus pinturas de principios de la década de 1970 “descolonizaron el arte de los conquistadores y los ‘santos’ heredados de la Iglesia Católica, para crear imágenes irreverentes de los héroes de la revolución”.
Sus obras forman parte de colecciones de prestigiosas galerías de arte, museos y espacios culturales, nacionales e internacionales, como el MOMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York); la Tate Modern Gallery de Londres; el Guggenheim de Nueva York; el Frac Lorraine de Francia y el Museo de Arte Contemporáneo de Chile, entre otros.
Los respaldos de la DIRAC
Su destacada participación en Documenta de Kassel, Alemania en 2017, en la retrospectiva “Veroír el fracaso iluminado” y en la muestra itinerante “Radical Women: Arte Latinoamericano 1960 – 1985”, en el Hammer Museum de Los Ángeles y en Sao Paulo, Brasil (2017), dan cuenta de su gran valor en el ámbito del arte contemporáneo. Esta última actividad fue apoyada por la DIRAC.
También con el respaldo de la DIRAC, Vicuña exhibirá, a partir del 27 de mayo, en el museo de Guggenheim de Nueva York “Spin spin triangulene”. Esta exposición muestra las creacciones de la artista desde fines de la década de 1960 hasta la actualidad. Presentará la amplitud de su práctica multidisciplinaria, que incluye pinturas, obras en papel, textiles, películas, una instalación Quipu (nudo) específica del sitio y una actuación única de un Quipu “vivo”. Incluirá, además, nuevas pinturas y obras en papel creadas específicamente para esta presentación.
La misma DIRAC, junto a la Embajada de Chile en Países Bajos, patrocinó en 2019 su exhibición individual en la galería de arte “Witte de With”, en Rotterdam. En la muestra, “Seehearing the Enlightened Failures” Vicuña expresa sus sentidos, adhesiones políticas y culturales, así como sus creencias, mediante pinturas, instalaciones, telas y sus famosos quipus.
Además de las exhibiciones, la artista ha publicado unos 22 libros, entre los que destacan “Kuntur Ko” (2015), “Spit Temple: The Selected Performance of Cecilia Vicuña” (2012) e Instan (Kelsey Street Press, 2002). En 2009, coeditó “The Oxford Book of Latin American Poetry: 500 years of Latin American Poetry”.
En España, en 2019, obtuvo el Premio Velásquez a las Artes Plásticas, materializado en sus “Basuritas”, obras escultóricas de pequeñas dimensiones, y en ese mismo año, recibió el premio Herb Alpert de las Artes, en Estados Unidos. La artista divide su tiempo entre Chile y Nueva York.